Como señalan las Naciones Unidas, las ciudades ya consumen alrededor del 78% de la energía mundial y contribuyen con más del 60% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Con una previsión de que aproximadamente el 68% de la población mundial vivirá en zonas urbanas en 2050, la perspectiva es de un enorme impacto medioambiental. Este escenario no es sorprendente, ya que somos testigos del crecimiento del tráfico en las metrópolis, de las interminables colas en los supermercados y de la masificación de las ciudades costeras.
En las últimas décadas, hemos debatido cada vez más sobre los efectos de los movimientos migratorios desde las zonas rurales y el crecimiento rápido y desorganizado de las zonas urbanas. Sin embargo, en los últimos años, marcados por la pandemia del COVID-19, la necesidad de planificar ciudades más sostenibles y resistentes ha surgido como una clara prioridad.
Pero, ¿qué significa exactamente una ciudad sostenible?
Una ciudad sostenible es una comunidad urbana que pone en primer plano la calidad de vida de sus habitantes, sin comprometer los recursos ni el bienestar de las generaciones futuras. En este contexto, se trata de equilibrar los aspectos económicos, sociales y medioambientales, promoviendo ciudades más agradables, resilientes y ecológicamente responsables.
¿Es lo mismo una ciudad sostenible que una ciudad inteligente?
La diferencia entre ambas radica en el enfoque de su desarrollo. Mientras que las ciudades sostenibles priorizan la sostenibilidad, es decir, la gestión responsable de los recursos para proporcionar calidad de vida a sus habitantes actuales y futuros, el enfoque de una ciudad inteligente es el uso de las nuevas tecnologías para hacer la ciudad más eficiente.
Sin embargo, es importante señalar que estos conceptos no tienen por qué aplicarse de forma independiente. El uso de las tecnologías de la información y la comunicación puede orientarse a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos al tiempo que se garantiza el uso eficiente de los recursos con tecnologías menos contaminantes. Hay espacio para las sinergias entre ambos enfoques.
¿Cuáles son las 5 ciudades más sostenibles del mundo?
El Índice de Ciudades Sostenibles de Arcadis clasifica 100 ciudades mundiales en función de tres pilares de sostenibilidad: Planeta (medioambiental), Personas (social) y Beneficios (económico). Madrid ocupa el puesto 28, mientras que Barcelona ocupa el 49 en la clasificación general, que abarca los tres pilares juntos.
- Oslo:
Alrededor del 47% de Oslo es ecológico. A principios de año, Oslo anunció un acuerdo para un sistema de transporte público 100% eléctrico. En Noruega, el 92% de la generación de electricidad procede de la abundante energía hidroeléctrica, pero el petróleo, el gas y el carbón juntos siguen representando una parte considerable de la combinación energética.
Objetivo: La ciudad y el país tienen ambiciosos objetivos para utilizar principalmente energías renovables y lograr emisiones casi nulas en 2030. - Estocolmo:
Los esfuerzos de Estocolmo por ser más sostenible empezaron en los años 80, cuando se enfrentó a problemas medioambientales como la contaminación del agua y el aire. Hoy, los suecos están construyendo la mayor ciudad de madera del mundo en el centro de Estocolmo, con 25 bloques, 30 edificios construidos con madera sostenible, que ofrecen 7.000 nuevas oficinas y 2.000 viviendas.
Objetivo: Eliminar el uso de combustibles fósiles para 2024. - Tokio:
La tercera ciudad más sostenible del mundo se encuentra en Asia y es la única de la región entre las 25 primeras. Desarrollo del proyecto Wind Hunter, cuyo objetivo es crear barcos que produzcan de forma autónoma el hidrógeno necesario para su propulsión. Se trata de una iniciativa pionera en energías renovables que forma parte del «Proyecto Prioritario eSG de la Bahía de Tokio».
Objetivo: Lograr cero emisiones de carbono en 2050. - Copenhague:
En Copenhague, una cuarta parte de las ventas totales de alimentos son ecológicos, y la mayor parte de su energía procede de fuentes eólicas y solares, gracias a la mayor planta de conversión de residuos en energía limpia del mundo. Su énfasis en los sistemas de transporte público eficientes, la infraestructura ciclista (más del 40% de los residentes se desplazan en bicicleta a diario) y las prácticas de construcción ecológica contribuyen a su reputación como una de las ciudades más sostenibles del mundo.
Objetivo: Alcanzar la neutralidad de carbono en 2025, con la transición de autobuses diésel a eléctricos y un mayor énfasis en los carriles de bicicleta. - Berlim:
Berlín está desarrollando una ciudad sostenible con el objetivo de demostrar que es posible construir zonas urbanas neutras en carbono y menos perjudiciales para el medio ambiente. La red de transporte público de Berlín es eficiente y hay muchos carriles bici. Sin embargo, la ciudad es también sede de uno de los mayores fabricantes de automóviles del mundo, lo que influye en las políticas gubernamentales.
Objetivo: Lograr la neutralidad climática en 2045, siguiendo la estrategia del «triple cero»: construir edificios que consuman cero energía, emitan cero carbono y generen cero residuos.
Algunos de los principios y características clave de las ciudades sostenibles:
Eficiencia energética: Las ciudades sostenibles tratan de minimizar el consumo de energía en edificios, transportes e infraestructuras fomentando la eficiencia energética y el uso de energías limpias y renovables.
Transporte sostenible: se trata de fomentar el transporte público, los desplazamientos a pie o en bicicleta y los coches eléctricos en lugar de los vehículos que funcionan con combustibles fósiles. El objetivo es reducir el tráfico, las emisiones contaminantes y la congestión.
Urbanismo: Promover la densidad y la mezcla de usos adecuadas (residencial, comercial, industrial).
Conservación de recursos: Las ciudades sostenibles promueven la conservación del agua, la gestión eficiente de los residuos y el uso responsable de los recursos naturales.
Zonas verdes: Los parques y zonas verdes son esenciales para mejorar la calidad de vida en las ciudades, ya que ofrecen oportunidades de ocio, mitigación del calor urbano y conservación de la biodiversidad.
Justicia social: El desarrollo sostenible de las ciudades debe ser integrador, garantizando que todos los residentes tengan igual acceso a la vivienda, los servicios, el empleo y las oportunidades.
Innovación y tecnología: El uso de tecnologías avanzadas, como sensores inteligentes y análisis de datos, ayuda a optimizar la gestión de la ciudad, mejorar la calidad de los servicios y reducir los residuos.
Economía sostenible: Las ciudades sostenibles promueven las empresas locales, los empleos verdes y la economía circular, minimizando los residuos y maximizando la eficiencia.