El diálogo sobre medio ambiente ha experimentado un notable crecimiento y se ha convertido en un tema central para las empresas. Esto se debe no solo a la creciente demanda por parte de las autoridades gubernamentales, sino también a que los consumidores están optando por elegir productos y servicios ofrecidos por empresas que adoptan prácticas sostenibles. Este enfoque ambiental está dejando su huella en las empresas, y en los últimos años, ha dado lugar a la aparición de conceptos cada vez más relevantes, como el de «empleos verdes».
En un artículo publicado el año pasado, Renata Amorim, Directora de Sostenibilidad para América Latina y el Caribe en SAP, nos desafía a realizar un ejercicio interesante: buscar en LinkedIn las siglas «ESG». Para quienes no estén familiarizados con este acrónimo, ESG significa Environmental, Social and Governance (Ambiental, Social y de Gobernanza), y se refiere a una forma para evaluar el desempeño de una organización en términos de sostenibilidad. Con este fin, se han establecido normas y prácticas recomendadas destinadas a determinar si una empresa está cumpliendo con los estándares en cuanto a responsabilidad social, sostenibilidad y gestión eficiente.
El punto destacado por Renata radica en el crecimiento del número de oportunidades en el campo de la sostenibilidad. Estas oportunidades no solo se limitan a empleos en empresas dedicadas a ofrecer soluciones sostenibles, sino que se están expandiendo a través de todas las áreas de trabajo. Además de contribuir a mejorar la percepción de una empresa y satisfacer las demandas de los consumidores, estos empleos también pueden compensar las pérdidas de empleo que podrían surgir debido a regulaciones ambientales más estrictas.
Pero al final qué son los empleos verdes?
Según la Agencia Europea para la Seguridad y la Salúd en el trabajo, los empleos «verdes», son puestos de trabajo que de alguna forma contribuyen a la conservación o la recuperación del medio ambiente. Estos trabajos pueden involucrar la protección de ecosistemas y biodiversidad, la reducción del consumo de energía y recursos naturales, o la disminución de residuos y la contaminación.
Sin embargo, de acuerdo con UNIDO (la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial), la definición de empleos verdes aún no es unánime ni precisa. Por esta razón, en su informe «Habilidades Industriales Verdes para un Futuro Sostenible«, han optado por utilizar la definición proporcionada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Esta definición no se limita solo a empleos relacionados con la producción de productos ecológicos y procesos respetuosos con el medio ambiente, sino que también incluye empleos en sectores tradicionalmente no ecológicos que surgen como resultado de la transición hacia prácticas más sostenibles. Además, la definición de la OIT enfatiza que estos empleos deben ser «decentes». Esta cualificación es importante, ya que demuestra que los empleos verdes no solo se refieren a su impacto ambiental, sino también a la calidad y condiciones laborales de las personas involucradas.
Empleos verdes, capacidades verdes
Hablando de empleos verdes no podemos dejar de hablar de capacidades verdes o las green skill. El índice de competencias generales ecológicas de UNIDO identifica cuatro grupos de tareas laborales especialmente importantes para las ocupaciones ecológicas:
Habilidades técnicas y de ingeniería: habilidades duras que engloban las competencias relacionadas con el diseño, la construcción y la evaluación de tecnología que suelen dominar ingenieros y técnicos. Estos conocimientos son necesarios para los edificios ecológicos, el diseño de energías renovables y los proyectos de investigación y desarrollo (I+D) para el ahorro de energía.
Capacidades científicas: competencias derivadas de cuerpos de conocimiento de amplio alcance y esenciales para las actividades de innovación, por ejemplo la física y la biología. Estas competencias son especialmente demandadas en cada etapa de las cadenas de valor y en el sector de los servicios públicos, que proporciona servicios básicos como el agua, los servicios de alcantarillado y la electricidad.
Capacidades de gestión operativa: conocimientos relacionados con el cambio de estructura organizativa necesario para apoyar las actividades ecológicas y una visión integrada de la empresa a través de la gestión del ciclo de vida, la producción ajustada y la cooperación con agentes externos, incluidos los clientes. Estas competencias son importantes, por ejemplo, para ingenieros de ventas, analistas del cambio climático, especialistas en sostenibilidad, jefes de sostenibilidad y planificadores de transporte.
Competencias de supervisión: aspectos técnicos y jurídicos de las actividades empresariales que son fundamentalmente diferentes de las competencias de la ingeniería o la ciencia. Se refieren a las competencias necesarias para evaluar el cumplimiento de criterios técnicos y normas jurídicas. Algunos ejemplos son los inspectores de cumplimiento de la normativa medioambiental, los técnicos de control nuclear, los directores de gestión de emergencias y los asistentes jurídicos.